domingo, 3 de febrero de 2013

CAPITULO 2

¡Hola! Aquí os dejo (por fin) la segunda parte de MI VIDA TRAS LA VENTANA. Espero que os guste tanto como la primera. ¡No olvidéis comentar!



Primer día de clase. La directora del internado, una mujer joven de unos 30 años, se levanta de su asiento en el escenario y se acerca el podio. Es una mujer alta y delgada. Su rostro, estirado a causa de un moño muy tirante que lleva sobre la cabeza, es fino y bien proporcionado: nariz recta, pómulos rosados y unos ojos de un penetrante verde oscuro. No sé que impresión quiere dar a los alumnos pero, entre su aspecto y la ropa que lleva, una falda de flores hasta los tobillos y una blusa blanca de botones, tiene pinta de ser la típica directora que pone los pelos de punta y que siempre aparece en clase con una regla de madera en la mano. Cuando se acerca al podio, el silencio se apodera de la sala. En ese momento, la directora comienza su discurso de principio de curso:
-¡Bienvenidos! Soy la Señorita Tinúviel, la directora de la academia. Mi propósito en este nuevo curso es, que tanto antiguos como nuevos alumnos, se sientan como en su propia casa, y para ello cuento con la ayuda de los profesores y de los propios alumnos, claro. Este año, tenemos dos nuevos profesores: la Señorita Ireth será vuestra profesora de biología, y el Señor Amras vuestro profesor de historia. Quiero que los hagáis sentir como en su propia casa. A parte de eso, sólo me queda deciros que disfrutéis del curso. Las listas de habitaciones están colgadas en el tablón, así que ya pueden instalarse.
Cuando la directora acabó su discurso, los alumnos se dispusieron a instalarse. Yo hice lo mismo. Tenía la esperanza de que me hubiera tocado sola en la habitación. Por desgracia, no fue así. Lo primero que vi cuando llegué a la habitación fue una pared llena de fotos. Se ve que mi compañera de habitación ya se había instalado. Estaba de pie delante del armario organizando su ropa cuando me vio pasmada delante de la puerta.
-¡Hola! Me llamo Iliana. Tú eres nueva, ¿no?
-Si. Me llamo Ireth.
-Encantada. Espero que no te moleste, pero ya he elegido cama. Me gusta dormir cerca de la puerta, no te importa, ¿no?
-Para nada, yo prefiero dormir cerca de la ventana.
-Bien, entonces creo que nos entenderemos perfectamente. Yo ya he terminado de instalarme, me voy a dar una vuelta. ¿Nos vemos luego?
-Vale- pero no creo que me haya escuchado porque, antes de poder responder, ella ya se ha ido corriendo a buscar a sus amigas. Así que, coloco mi maleta encima de mi cama y me dispongo a instalarme. Cuando abro la cremallera y miro el interior, me doy cuenta de que alguien ha metido más cosas de las que ya tenía: mis libros de mitología, mis historias, mis laminas de criaturas mitológicas... Se ve que mis padres querían que me sintiera como en casa. Siempre he sido aficionada a la mitología. El pensar que pueden existir criaturas como los dragones, las ninfas o los elfos, hace que mi mente empiece a imaginarse diferentes historias en las que ellas son las protagonistas. Pero, por desgracia, estas criaturas no existen, ni han existido nunca. No sé si es porque estaba mirando la maleta en ese momento, o porque no estaba prestando atención, pero en ese momento no me di cuenta de que, si me fijaba bien, podía ver dos pequeños ojos negros, muy brillantes, observándome desde lo alto del armario.

3 comentarios:

  1. Muy bueno, pero.......de donde te sacas los nombres ? srta. Tinúviel.....que imaginación. Sigue, no nos dejes tanto tiempo con la intriga

    ResponderEliminar
  2. Maravilloso!!!! La madre y la hija se llaman igual?? Es que me he liado. Pronto la 3ª entrega, por favor.

    Saludos a Kathara

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si, se llaman igual. Pero tiene su explicación. Al igual que en España hay padres e hijos, o madres e hijas, que tienen el mismo nombre, yo le e puesto el mismo nombre a las dos. Es un poco lioso, pero el nombre de la hija no va a aparecer mucho al ser una historia en primera persona, así que en el siguiente capítulo seguro que no hay tanto lío. :)

      Eliminar

Bueno, aunque siempre lo digo, solo unos pocos me comentan. Un blog se alimenta de comentarios, ¡y la escritora también! Vuestros comentarios me animan a seguir escribiendo historias, reseñas... En fin, ¡cualquier cosa! Así que ya sabéis, ¿por qué no me dejáis un comentario? ;)

Gracias por tu comentario, en breve se publicará.